Son las 4:33 de la madrugada en el Bar,
así que a esta hora ya no tengo el calentón del post partido sino que trato de ser
sincero. Y sinceramente digo que el 1-2 lo hubiera firmado antes de
jugarse el partido pero no después. Nos hemos quedado con la miel en los labios y eso es una
putada. No es que nos mereciéramos ganar. Quizás, siendo benévolo y por la lucha y el espíritu ofrecido, un empate se podría haber argumentado en las tascas al día siguiente. Pero la cuestión es que el
Barça es el único que ha ido a por el partido. Antes y después de la expulsión.
La expulsión, momento clave. Tanto en el Bar en el que he estado (quince
culés y dos pericos) como al llegar a casa, la gente no hablaba ni de
Messi, ni de
Eto'o, ni de
Tamudo, ni de
Guardiola, ni de Luis
García, ni del enésimo enfado de
Laporta ("
no me toques, no me toques, yo no he insultado", le decía a
Sebastián Javier) ni de ostias. La
gente hablaba de los altercados de la grada y del árbitro. De los altercados en la grada, hablando otra vez con la sinceridad de las 4:42 de la madrugada, he de decir que el primer fallo de todos es del capullo que va a un estadio con bengalas (para luego tirarlas gradas abajo). Pero el segundo fallo es del tipo que controla la entrada al estadio.
Y del árbitro, lo dicho: malo cuando con tanto
profesional en el campo, mañana (pasado y el otro) el protagonista seguirá siendo Medina Cantalejo. La sinceridad de las 4:44 me lleva a afirmar que el hombre se equivoco en todo. Seguramente
habrá quien discrepe pero a estas horas estoy obligado a decir que para mí:
1. El gol del
Espanyol es perfectamente anulable
2. La expulsión de
Nené no es
3. A
Román Martínez lo podía haber expulsado a mitad de segunda parte
4. Y el
penalty del último minuto los pericos diremos que Pareja toca bola (que la toca) y los
culés que toca la pierna de apoyo (que yo diría que la toca)
Y dicho esto he de decir una última cosa: ¿por qué coño Márquez cambia a Tamudo?
Etiquetas: Barça, Espanyol