Just call me Bobby
Decía Atticus Finch en el anterior post que el gol de David Platt en los cuartos de final de Italia 90 fue uno de sus primeros recuerdos futboleros y uno de los motivos para engancharse a este deporte. A mí, que soy algo mayor que Atticus, me pasa lo mismo pero con otro partido de Bobby Robson: el Inglaterra - Argentina del 86. Él fue uno de esos héroes de aquel Mundial que me desvío del camino y que provocó mi adicción a la pelota. Y esta tarde, hablando con algunos chavales en un Bar sobre Bobby Robson, todos recordaban la época con Ronaldo en el Barça. Al final todos coincidíamos: el inglés era un tipo que jugaba un fútbol moderno como sólo los antiguos sabían hacerlo.
El fútbol de Robson, y aunque esto va a ser difícil de explicar, era un fútbol con color. Le miraras en la época que le miraras, siempre había algo que brillaba, una imagen positiva, algo que lo diferenciaba de los demás. Alegría. Buen rollo. Hoy en día te sueles encontrar normalmente encuentras con entrenadores estrellas, antipáticos, divos, creídos, borricos, energúmenos, simpáticos, estudiosos o pseudocultos. Unos que se creen que saben más de fútbol que lo que realmente demuestren y otros que, al saber que no saben, se ponen un caparazón y desde ahí sacan sus armas. De Robson se podía decir que era inglés. Inglés de los buenos. De los que ni se tuercen ni acaban doblados. Y que era humano, muy humano.
Me acuerdo por ejemplo como le pegaron aquí en Barcelona y cómo respondía él. Le dijeron de todo y más. Lo que se puede decir y lo que no. Y mientras él, ajeno a todo, sonreía y trabajaba. Nunca le importó que la gente le considerara un simple parche entre la época de Cruyff y la de Van Gaal, se riera de su edad y de su segundo (el chico Martini Mourinho) o que le identificaran con Amunike. Tampoco se preocupó de esas voces que le acusaban de ser defensivo por juntar a tantos centrales en su equipo (Nadal, Popescu, Couto, Abelardo o Blanc se iban turnando). Él siguió a lo suyo y al final, aunque perdió la Liga ante el mejor Capello donde nadie se lo esperaba (ante el Hércules del heavy Alfaro que le ganó los seis puntos:en el Camp Nou un lunes por Antena 3 con la voz de Frederic Porta y en el Rico Pérez en la jornada 40) consiguió todo lo demás: hacer sonar el himno del Barça en la final de Copa del Bernábeu, ganar la última Recopa de la historia, hacer lo propio en la Supercopa, marcar un centenar de goles en la Liga y que los cachondos que hablaban de Amunike, Cuéllar y Ciric y los críticos que hablaban de los centrales se fueran apagando para dar paso a los que identificaban a aquel Barça con el Barça de Ronaldo, Figo, De la Peña, Luis Enrique, Guardiola, Pizzi y compañía. Un equipo brillante y alegre. Como su técnico.
PD: Ni que decir que la muerte de Robson me ha entristecido. Como perico nunca le vi como rival. Era imposible que alguien lo pudiera hacerlo. Y hoy, cuando he visto un montajito de él en You Tube en el que sonaba el Who wants to live forever de Queen no he podido evitar emocionarme.
PD2: Hace unos de años, creo con motivo de su 70 aniversario, la BBC preparó un documental sobre la vida del inglés: Just call me Bobby. Aquí se puede ver entero. Está en inglés pero a mí me lo han recomendado un par de veces. Prometo verlo.
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