Mi inconsciencia política, laboral y social ha hecho que históricamente la palabra "huelga" no sólo no me asuste sino que me guste. Escucharla es transportarme a los 80, a aquella huelga general que vivió el país y que lo único que significó para un chaval como yo era que habían puesto un sábado a mitad de semana. Seguramente habían piquetes en las calles, despesperación en algunas casas, preocupación en el Gobierno y satisfacción en la oposición pero yo de lo único que me acuerdo es de que aquel día pude bajar al Paseo San Juan y jugar a fútbol con dos bancos como porterías.

No sé si porque en una de esas porterías imaginarias que solíamos usar del Paseo San Juan había una pintada referente al 14-D o por qué pero ahora mismo la única cosa que me hace viajar hasta ese viejo paseo San Juan de mi infancia es decir "huelga". Es verdad que el nuevo paseo es super funcional (¡incluso sirve para pasear!), está muy bien distribuido y ordenado e incluso tiene mesas de ping pong cerca de la carretera para que los coches puedan chafar las pelotas. Sin embargo el antiguo tenía vida: podías inventarte cuatro campos de fútbol en veinte metros, tenías una pista de patinaje en la que nadie patinaba y unos columpios altos, metálicos y peligrosos sobre el asfalto en los que ningún padre de hoy en día se atrevería a dejar a sus hijos. E incluso la pastelería Baylina, que es el gran termómetro del barrio, no parecía un tanatorio como ahora (se renovó a la vez que el paseo) sino un lugar donde te vendían las mejores ensaimadas de Barcelona.

Pues bien, dicho esto y reflejado mi aprecio a mi infancia y a la palabra huelga, ya puedo mostrar mi indignación con los de la AFE. Lo que quieren hacer ni es huelga ni es nada: 1. porque todo el mundo sabe (ellos los primeros y desde hace tiempo) que este la típica amenaza de parón que ni amenaza ni para. 2. porque la forma no es la idílica (mola hacer de un miércoles un sábado pero no de un sábado un miércoles) 3. porque no tiene sentido que la amenaza sea boicotear un partido que se va a jugar sí o sí y 4. porque en el fondo aún no sabemos de qué va esta historia de tal modo que a día de hoy el único objetivo parece ser castigarnos a los aficionados y no a los directivos que no pagan. ¿Qué jugadores no cobran? ¿Hace cuántos meses? ¿Qué presidentes no pagan? ¿Cuántas promesas incumplidas hay? ¿Hay garantías de cobro? Si no explican todo esto, a mí, directivo de un club deudor, me la suda que hagan o no huelga. Nadie me va a señalar con el dedo y me mantengo en el mismo saco que el de Florentino Pérez (me imagino que éste sí paga). Pero si lo explican todo bien, quizás me preocupe: los malos ya no serán los de la AFE, los malos seremos los directivos nombrados por dar motivos a la huelga.

Escrito por por Anónimo el 30 marzo 2010.
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