Os juro por Naranjito que si antes del partido alguien me hubiera pedido pintar mil cuadros con un Madrid-Olympique, en ninguno de ellos lo hubiera hecho con un Carew desdibujando al flamante Balón de Oro y a toda la defensa blanca.

El partido de ayer fue menos brillante de lo esperado. Su planteamiento era una remontada que tenía más de titular de prensa que de espíritu de equipo, su nudo un desesperante Madrid que parecía cien veces menos conjunto que el Olympique y su desenlace un extraño resultado que casi acaba con un 3-2 propio de esas escuadras grandes que siempre juegan mal pero que en cambio siempre acaban ganando. Quizás la culpa de ello la tenga Ruud Van Nistelroy, máximo exponente de esa suerte de dar la sensación de no estar presente y por el contrario sacar excelentes números. Ayer tocó tres balones: la asistencia del primero, el gol del segundo y la jugada del penalti que casi significa el tercero. Más por menos imposible. Si lo comparáramos con Carew podríamos decir que el noruego dio sensación de hacerlo todo, el holandés de no hacer nada y la realidad es que en la práctica los dos acabaron haciendo lo mismo.

Hoy continúa la competición. El Barça se juega la Champions, el Valencia la paz interior y nosotros las copas del fin de semana en 10a1.com.

Escrito por por Anónimo el 22 noviembre 2006.
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