Odio a Telefónica
¡Estoy de los nervios! Ya no me acordaba de lo que significaba el infierno de trasladar una línea de Telefónica de un lado a otro hasta que ayer tuve que volver a repetir la operación. ¡Qué ineptos son! ¿Cómo una empresa que es capaz de montar la escudería de coches y de motos más potente del mundo no es capaz en cambio de dar de alta a una mísera línea teléfono? ¿Tanto cuesta?
¡¡Dios mío!!! Cada llamada que les hago, más de mala leche me pongo. Primero porque ya es un milagro que en vez de ponerte cinco minutos de musiquilla te pongan con un operador. Y segundo porque, si el milagro llega, la posibilidad de que el operador sea eficaz es, simplemente, imposible. Tengo la tremenda mala suerte de que todos los trabajadores de Telefónica que me han atendido hasta ahora servirían para presidir una Federación de Fútbol pero no para arreglarme el problema: son incompetentes, no saben hablar y tienen la rara virtud de mirar para otro lado y no actuar cada vez que oyen a alguien decir “urge una solución”. .
Hasta ahora lo único que saben decirme los ineptos de ellos es “Ya te llamarán. Crúzate de brazos y sobretodo no te separes del móvil que enseguida contactan contigo”. ¿Enseguida?…Veinticuatro horas llevo esperando y sigo con la misma cara de gilipollas que al principio. Me siento como Fenando Vázquez: perseguido por una mano negra. Y lo peor de todo es que ya no sé a quién llamar ni a quién dirigirme. He presentado más reclamaciones que Pedro Tomás y me han hecho el mismo caso que a él, o sea, ninguno.
Por lo menos uno tiene el consuelo de que aquí en Barcelona siempre se puede contar con el pirateo de la red de tres vecinos a los que ni siquiera les das conversación en el ascensor…
¡¡Dios mío!!! Cada llamada que les hago, más de mala leche me pongo. Primero porque ya es un milagro que en vez de ponerte cinco minutos de musiquilla te pongan con un operador. Y segundo porque, si el milagro llega, la posibilidad de que el operador sea eficaz es, simplemente, imposible. Tengo la tremenda mala suerte de que todos los trabajadores de Telefónica que me han atendido hasta ahora servirían para presidir una Federación de Fútbol pero no para arreglarme el problema: son incompetentes, no saben hablar y tienen la rara virtud de mirar para otro lado y no actuar cada vez que oyen a alguien decir “urge una solución”. .
Hasta ahora lo único que saben decirme los ineptos de ellos es “Ya te llamarán. Crúzate de brazos y sobretodo no te separes del móvil que enseguida contactan contigo”. ¿Enseguida?…Veinticuatro horas llevo esperando y sigo con la misma cara de gilipollas que al principio. Me siento como Fenando Vázquez: perseguido por una mano negra. Y lo peor de todo es que ya no sé a quién llamar ni a quién dirigirme. He presentado más reclamaciones que Pedro Tomás y me han hecho el mismo caso que a él, o sea, ninguno.
Por lo menos uno tiene el consuelo de que aquí en Barcelona siempre se puede contar con el pirateo de la red de tres vecinos a los que ni siquiera les das conversación en el ascensor…
jaja, tranqui tio, que así no vas a ningún lado...
La próxima vez que llames dile que los denuncias a la comisión nacional del mercado de telecomunicaciones (CNMT) y que te envien una hoja de reclamaciones para proceder a la denuncia...
probablemente no te hagan ni caso pero así los acojonas...
Saludos,
eso es lo q pasa con todas als cosas en argentina, bienvenido(?)
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