La barbacoa de Víctor Valdés
Tenéis suerte que no me gusta Aquí hoy Tomate y todos estos programas de telebasura porque sino hoy os contaría que el chumba chumba makinero que escuché ayer al pasar por la Avenida Europa de Gavà a las siete de la tarde no procedía de una reapertura inesperada del Silvis, el HK o el Tután (las discotecas de los años 90 de la zona) sino de casa de Víctor Valdés. Y cuando digo casa de Valdés no me refiero a los porreros que están siempre delante de su puerta (y que ayer también estaban disfrutando del ambiente) sino del interior mismo de la casa del cancerbero azulgrana.
Repito. Tenéis suerte que no me gusta el Tomate porque si me hubiera gustado lo primero que hubiera hecho es coger el perro de mi hermano, pasear por la zona e ir preguntando a los vecinos que es lo que se cocía en la casa. "Cocer nada" -me hubieran respondido- "pero llevan las suficiente horas haciendo una barbacoa como para crear un conflicto diplomático con la India si éstos se enteran del número de vacas que se han quedado por el camino ". Así que no pregunté a los vecinos y éstos no me pudieron decir que a la casa habían entrado seis personas de tres diferentes sexos (hombres, mujeres y futbolistas) a las dos de la tarde para hacer los preparativos de lo que luego sería una gran velada con más gente.
¿Una gran velada? Bueno, espero que por lo menos comieran bien ya que la música era decepcionate. Ni Bisbal, ni Amaral ni siquiera Mika o Julio Iglesias. Tampoco el Sing Stars de la Play. No tenían música preparada para la ocasión con lo que allí sonaba era una radio a todo volumen que a veces sonaba a Máxima FM y a veces a Paco García Caridad (sin llegar a ser ni lo uno ni lo otro aunque próximo en estilo).
Ya por último, y sabiendo sobradamente que a mí no me gusta Aquí hay Tomate, he de decir que en algún momento de la noche, a eso de las 00:00 o 00:07 minutos, casi bajo a pasear el perro otra vez (¡el pobre estaba flipando!. Lo bajé cinco veces en cuatro horas. No me extraña que hoy le enseñe la correa y se esconda con el rabo entre las piernas y una cara de "búscate una novia y paséala a ella, cabrón") con una grabadora en la mano para documentar el post. Al fin y al cabo estoy en franca desventaja ya que es mi palabra contra todas las vuestras. Sin embargo a esa hora la fiesta ya había pasado al interior de la casa y la música no se oía . Así que lo único que se hubiera escuchado en la grabadora, de haberla llevado, hubiesen sido unos sonidos que tienen más de psicofonía de programa de Iker Jiménez que no de fiesta de futbolista de Primera División. En todo caso en los veinte o veinticinco minutos que hubiera estado por ahí grabando no habría captado ningún grito de "Luis cabrón, Víctor selección" que hubiese dado algo de salsa al post. Por eso, y porque no me gusta el Tomate, no llevé la grabadora encima.
Finalmente a las doce horas de iniciarse la barbacoa, es decir a las dos de la madrugada, dos aviones (o dos coches o dos coches con motor de avión) salieron del parking de Valdés rumbo a otros destinos y otras carnes. He de decir que esta vez no andaba ya con el perro paseando por la zona con lo que no pude distinguir a ninguno de los asistentes. De todas formas si los hubiera visto no os diría quiénes eran. Al fin y al cabo odio el Tomate.
Etiquetas: paparazzi, Victor Valdés
