Mónaco
Dejadme que por un día no hable de deportes sino que lo haga de Fórmula 1. El campeonato llega a Mónaco y eso ya son palabras mayores ya que no es el típico circuito donde Montoya se sale de la pista y no pasa nada sino que al mínimo error de un piloto aquello estará más atascado que la carretera de La Coruña en la Operación Retorno de Semana Santa.
Mónaco tiene el encanto del circuito urbano con mal asfalto y pista estrecha. Es una trampa vestida de glamour y lujo y, por lo tanto, es el único circuito de la competición que merece la pena verlo por la tele. No por el espectáculo del motor sino por la probabilidad de que existan accidentes que alteren la carrera. No sé, para mi es como los toros, que me gusta verlos por si el toro tumba al caballo o le hace dar una voltereta al torero...
En cuanto a la carrera en si no os emocionéis, será otro coñazo. De pilotos competitivos no vamos a ver a más de dos y de adelantamientos, pocos o ninguno. Y es que si ya cuesta avaazar cuando vas en coche por plena Diagonal que tiene cuatro carriles y uno de bus imaginaos aquí que sólo hay dos vías y encima el tío de adelante va a 250 por hora. Pero eso es lo de menos, lo importante es la sensación de contante peligro que se vive en ese espectáculo.
Mónaco tiene el encanto del circuito urbano con mal asfalto y pista estrecha. Es una trampa vestida de glamour y lujo y, por lo tanto, es el único circuito de la competición que merece la pena verlo por la tele. No por el espectáculo del motor sino por la probabilidad de que existan accidentes que alteren la carrera. No sé, para mi es como los toros, que me gusta verlos por si el toro tumba al caballo o le hace dar una voltereta al torero...
En cuanto a la carrera en si no os emocionéis, será otro coñazo. De pilotos competitivos no vamos a ver a más de dos y de adelantamientos, pocos o ninguno. Y es que si ya cuesta avaazar cuando vas en coche por plena Diagonal que tiene cuatro carriles y uno de bus imaginaos aquí que sólo hay dos vías y encima el tío de adelante va a 250 por hora. Pero eso es lo de menos, lo importante es la sensación de contante peligro que se vive en ese espectáculo.
Lo de Schumacher de hoy no tiene vergüenza, vaya impresentable. No me creo que se le haya parado el coche y aun así, con la inercia que tenía, lo podía haber dejado aparcado en un sitio que no molestase a los demás. En fin veremos mañana. Saludos
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