¡Viva el muerto!
Han sido tantos los mensajitos de afecto que me habéis mandado estos días que lo único que deduzco es que oficiosamente estoy muerto. Y por eso, y porque hoy es Halloween, decido salir de mi cripta y disfrazarme de zombie, de muerto viviente.
Antes de nada decir que mi intención nunca fue morir. Sólo pretendía darme un descanso y reflexionar un poco sobre el sentido del blog. Y aquí había dos temas pendientes que me quemaban desde hace tiempo: Uno: la teoría del primo que ve como en vez de vivir de los medios para rellenar el blog son los medios los que viven del blog para rellanar sus webs, informativos,etc. Creo que sabéis de lo que hablo y de lo que siento sin necesidad de explicároslo. Y dos: la huida del punk que consiste en el adiós paulatino de ese Manolo que creó un bar muy pequeñito muy pequeñito hace muchos años para poder elogiar a Robredo o Fredson y rajar de Alonso, Gasol, Lorenzo y Nadal -¡qué curioso, creía que eran flor de un día y ese día ha acabado por durar más que mi vida!- sin temer a nada y hoy teme a todo el mundo. La verdad es que cada visita que aumentaba el blog, a mí me hacía más pequeño. Y no sé cuántas visitas le harán falta a los demás para desaparecer pero a mí, con lo tímido que soy, me hicisteis desaparecer hace tiempo. Escribía, sí. Pero soy consciente de que lo hacía sin alma, en plan robot.
Total, que entre reflexión y reflexión me habeis matado. Pero lo peor no es eso. Lo peor es que me he dado cuenta de que la muerte no es tan mala como la pintaban. Y es que no sé cómo será la vuestra ni si ya la habéis vivido pero os diré que mi muerte es bastante placentera: tiene poker online, tiene siestas, tiene sobrinas que aprenden a pegar cromos y a repetir tu nombre, tiene horas para aburrirse y tiene series para bajarse (me he puesto al día con The Office, Cómo conocí a vuestra madre, Los Informáticos y ahora me acabo de enganchar a The Big Bang Theory mientras le doy una oportunidad a Parks and Recreations). Y, sobretodo, no tiene estrés ni ansiedad. En mi paraíso no hay ninguna vocecilla interna que te diga: "oye, son las cuatro y no has posteado nada. Espabila", "oye, sé que tienes sueño pero también sé que tienes un blog. Escribe". Nada de eso. Tranquilidad y felicidad. Y sólo una pena: que el cielo (yo creo que ésto de infierno tiene poco) me ha pillado cojo y sin opciones de irme a correr al Port Ginesta, de pegarme el último chapuzón del verano y de hacer pachangas en los campos de fútbol de La Pava. Por lo demás, todo ok.
"¿Y en tu cielo no hay mono de Bar?" quizás os preguntéis. Y la respuesta supongo que será que sí, que algo de mono hay. Que sino no tiene explicación que entre tanta crisis existencial me haya guardado en la nevera un documental de rugby, una partida de ping pong entre robots, una frikada de tipos en bici, un grupo de música, fotos femeninas de Neymar, Messi y Ronaldinho y varios vídeos extraños para cuando reabra (que reabriré). Eso sí, también os diré que para evitar el mono he tratado de eludir tanto las visitas rutinarias a las webs que frecuentaba como los lugares dónde os podía encontrar. No siempre lo he cumplido pero a la que la fuerza de voluntad me lo ha permitido he dejado de visitar vuestros enlaces, leer vuestros mensajes y responder vuestros mails y comentarios. Espero que no os lo toméis mal ni que os enfadéis ni que me lo tengáis en cuenta en el futuro pero ahora mismo estoy en esa fase despechada de la vida en la que acabas de romper con tu novia y lo último que te apetece es encontrarse a sus amigos por la calle o en el bus. No me caéis mal. Al contrario. Me caéis de puta madre. Pero ya os he dicho arriba que soy lo suficientemente tímido como para hacer ver que no os veo si un día nos cruzamos.
Resumiendo: que de "¡Viva el muerto!" a que "el muerto viva" no creo que pase mucho tiempo. Sólo el justo para disfrutar un poco más de Sheldon, de las parejas medias mal jugadas que te arruinan la partida y de pensar que hay alguien puteado (creo que también sabéis de quienes hablo)